Días comía y días no. A veces probaba sólo lo que encontraba en la basura. Dormía en cualquier hueco encontrado entre las ruinas de la Antigua Roma. Un día Tomassino se encontró con María Assunta C., anciana que se enterneció apenas lo vio. Lo adoptó como hijo. Vivía sola, sin pariente alguno. Le auxiliaba su sirvienta y enfermera Stefania. Tomassino fue su fiel compañero de día y de noche. Nunca más le faltó el alimento y el techo y el calor de unos brazos para dormir entre ellos. La anciana murió hace cerca de dos meses, a sus más de 92 años. La gran sorpresa, sobre todo para Stefania, fue descubrir que la Señora Assunta tenía no sólo varias cuentas de bancos y acciones, sino varias propiedades a lo largo de Italia. Un legado extraordinario para Tomassino: ¡13.2 millones de dólares! Toda Italia quedó asombrada ante el regalo para Tomassino, un gato. ¿Cuántas escuelas se podrían haber construido con esos millones? ¿No valemos los hombres más que un gato?
Seguiremos proximamente…